miércoles, 29 de mayo de 2013

Economía y tradición religiosa.

Si definimos la economía como el conjunto de decisiones que toman los individuos o las organizaciones humanas respecto a las mercancías escasas o perecederas, podemos entender que entre la economía y la religión hay estrechos vínculos, pues en la medida que la religión moldea las conductas y la toma de decisiones de los humanos, se verá condicionada la economía en el sentido que la religión describe.

Todos reconocemos que el papel de la religión en el mundo Occidental cada vez es más limitado, pero no ocurre así en otras partes del mundo.
A continuación presentaré un breve análisis sobre las relaciones entre economía y religión en perspectiva histórica.
Si hoy en día nos hallamos dentro de un sistema liberal, capitalista y quizás, neoliberal (habría que estudiar bien esa última afirmación, pues España en materia de intervencionismo keynesianista no se queda atras), en su día el sistema fue otro. La religión marcaba unas normas morales que ante nada podían ser trasgredidas por motivos económicos, y eso a fin de cuentas, marcaba el pulso económico de la época.






· TRADICIÓN, PENSAMIENTO RELIGIOSO
y sus enlaces con la economía

El pensamiento religioso condenaba severamente la usura. Esta proposición, fue común para las 3 grandes religiones, aunque tuvo sus discrepancias.
Si comenzamos con la Biblia y el mensaje que lanza al pueblo de Israel, percibiremos varias disposiciones que tienen un marcado carácter económico y que venían a suponer condiciones y pautas al comportamiento humano. Se ha de recordar, que la economía precisamente estudia eso: comportamientos y decisiones humanas, en lo referente a los recursos escasos.
Entre las cuestiones que la Biblia menciona encontramos las siguientes
- “Ama a tu prójimo como a ti mismo”: Lo que podría interpretarse como una atención a las necesidades de los demás partiendo de nuestro propio interés. Es decir, las personas guardan relaciones afectivas entre ellas, y dependiendo de la situación emocional y física que se encuentren los demás, tendrán una influencia positiva o negativa sobre nosotros mismos.
- “Se aconseja un jornal al final del día”: Se postula que las personas deben ser retribuidas por su trabajo. De esa manera, la Biblia desaconseja la esclavitud y demás formas de explotación de las personas y de su mano de obra.
- “No se aconseja una jornada de trabajo muy intensa”: Reafirmando la proposición anterior, la Biblia vuelve a negar la explotación o el abuso de la mano de obra.
- “Las personas tienen derecho a un día a la semana de descanso”: Siguiendo las anteriores proposiciones, se recomienda que las personas no tengan una jornada muy intensa ni una vida excesivamente laboriosa. Se sugiere que la persona tiene el legítimo derecho al descanso. Esto resulta evidente por varios motivos: se reponen fuerzas, sirve como motivación al trabajador, le permite disfrutar de la compañía de su familia y de los suyos… y todo esto, muy probablemente, se traduzca en unos mayores resultados laborales.
- “Se ejercerá un año sabático”: En esta propuesta, la Biblia aconseja a practicar una año sabático cada 7 años, es decir, en ese año se condonarán las deudas y se liberarán a los esclavos. Ese año tampoco debían cultivarse las tierras.
Esta limitación, que suena utópica, provocó enormes consecuencias en la sociedad de antaño. Una era en los fondos que se prestaban. Como es lógico, nadie quería prestar su dinero en la cercanía al año sabático, por lo que los préstamos se concentraban los primeros años. Otra incidencia que tuvo fue el que los préstamos eran, casi siempre a corto plazo, debido a esto mismo.
Las tierras, que no debían ser cultivadas en año sabático, eran cultivadas por no judíos con unos contratos “repos”.
- “Se ejercerá un año jubilar”: Lo que suponía que las tierras no podían estar en manos del mismo propietario durante más de 50 años. Esto tiene unos efectos enormes en la escala económica, pues supone que la propiedad (derechos de propiedad más bien) se tendía a descentralizar cada cierto tiempo, evitando la excesiva concentración de riqueza y poder.


Siguiendo con la tradición religiosa, elaboro un sintético esquema que resume las principales ideas de carácter económico de cada religión.

JUDAÍSMO: Eran favorables al comercio, aunque no lo aceptaban de manera incondicional pues hacían distinción entre los beneficios legítimos y los beneficios ilegítimos, derivados de la usura.


CRISTIANISMO: Condenaron la usura por ser contraria a la caridad, una de las normas morales básicas de todo buen cristiano



ISLAM: Fueron muy severos respecto al asunto de los intereses. El motivo es que muchas personas contradecían la moral religiosa con tal de obtener los ilegítimos beneficios, muy onerosos, a todo esto. Por ello conocían ya que toda restricción o prohibición suponía, a veces, incentivos para romperla. “Hecha la ley, hecha la trampa”.

sábado, 18 de mayo de 2013

Estudiando los orígenes del valor de las cosas de la mano de W.S. Jevons


El origen del valor en las cosas
según W.S. Jevons
(Utilidad y escasez en lugar del trabajo)


Es muy importante conocer cómo se determina el valor de las mercancías y de los objetos que existen, para ello Jevons contradice la teoría clásica del valor basada en el trabajo.
Como sostenían la mayoría de autores clásicos, encabezados por D. Ricardo al cual Jevons señala, todo valor proviene del trabajo que se ha necesitado para la elaboración de dicha mercancía. En caso de haber utilizado capital, éste no es más que la acumulación de factor trabajo, por tanto, en última instancia todo valor viene determinado y es proporcional al factor trabajo. Jevons señala que esta teoría “no puede sostenerse ni por un momento”.
En su lugar, Jevons pone condiciones para que un objeto tenga valor. Sin éstas, el producto en cuestión no tendrá ningún valor, ni habrá necesidad de intercambiarlo.
La UTILIDAD es absolutamente esencial para el valor. Como se mencionó en las mercancías de valor negativo, éstas carecen de valor pues no aportan ninguna utilidad, sino más bien todo lo contrario. Por tanto es indispensable la utilidad, para que algo tenga valor positivo, pues aportan placer y satisfacción, o evitan dolor o sufrimiento… eso es lo que realmente les da valor.
Asumiendo que las mercancías tienen utilidad, se introducen otros dos conceptos más determinantes para asignar un valor: la ESCASEZ y la CANTIDAD DE TRABAJO.
Las mercancías abundantes, pueden tener utilidad, pero al ser abundante no sean deseadas. Recordemos que la intensidad del deseo era una de las claves del valor para Jevons, al que denominó grado de utilidad final (después conocido como utilidad marginal). Los objetos escasos son deseados con mayor intensidad, y el estima que se les tiene es mayor, por tanto implican un valor necesariamente mayor.
La ESCASEZ, por tanto, es la segunda cualidad fundamental que necesita un objeto para tener valor según Jevons.

Para ejemplificar lo enunciado se tratará el caso del pan. Recordemos que Jevons quiere un uso correcto y matizado del concepto de “valor”, y así lo haremos para entender mejor sus premisas. El pan tiene un valor de uso (una utilidad total) muy elevado, pues es un alimento indispensable y que puede consumirse a lo largo de toda la vida, con multitud de combinaciones. Sin embargo, en caso de que exista abundancia de este alimento, o que seamos personas que consumimos una ración diaria de pan determinada (4 o 5 rebanadas, por ejemplo), la intensidad o el deseo de consumir más pan se reduce notablemente. El pan pasa a ser algo cotidiano y abundante, por lo que el deseo por consumir pan pasa a un segundo plano, y por tanto el valor determinado por el deseo, el grado final de utilidad (Utilidad marginal, recordamos) disminuye considerablemente.
Los conceptos de utilidad, y grado final de utilidad, relacionado éste último con la abundancia y la escasez, son claves.
Jevons tras esto afirma: “Me permito sugerir que esta sensación definida de valor es probablemente idéntica al grado final de utilidad

Todavía falta la cuestión del trabajo sobre el valor. A pesar de que Jevons niega las teorías clásicas, debe responder como influye el trabajo al valor sobre las cosas. En primer lugar introduce un ejemplo con el que desmitifica la teoría clásica “los libros antiguos, monedas y antigüedades raras tienen valores altos y no son en absoluto susceptibles de producción actual. Se contradice así la idea de que el valor depende del trabajo
También hace ejemplos con empresas. Una empresa puede tener un alto número de trabajadores, sin embargo, su valor dependerá del deseo o la simpatía que tengan las personas con dicha empresa.
Tras esto, después hace una matización que es de suma importancia, pues no niega la influencia del trabajo sobre el valor, sino que lo comprende de manera distinta.
Aunque el trabajo nunca es la causa del valor, es en una gran proporción de casos la circunstancia determinante”. Es decir, el trabajo genera unas circunstancias que llevan a condicionar el valor. Al igual que cuando se trataba el valor de cambio y se decía que éste venía determinado por unas situaciones, éstas, son las que condiciona el factor trabajo.
Para este asunto, Jevons enuncia una cadena de causalidades que se denomina CADENA DE JEVONS, y que será tratada en aparados posteriores.



En resumidas cuentas, la cadena de Jevons enuncia lo siguiente:

"El coste de producción determina la oferta;
la oferta determina el grado final de utilidad (utilidad marginal);
el grado final de utilidad determina el VALOR"