sábado, 28 de julio de 2012

El persistente problema por balanza de pagos de España


El clásico problema por cuenta corriente de España


Pasa el tiempo y en la actualidad, parece que la economía española cada vez tiene más y peores problemas. Se habla de déficit presupuestario, del sistema bancario, de los ajustes, etc… pero poco se está haciendo por el problema macroeconómico que trataremos a continuación, más allá de aprovechar las “buenas” circunstancias del mercado. Si, trataremos áquel problema que ya es todo un clásico en la economía española y que ha provocado grandes desajustes en ésta, entre ellos, es responsable en cierta medida de la crisis actual.
Esos problemas son los que queremos tratar hoy: problemas persistentes y que además, afectan muy negativamente al conjunto del país. Para ser más concretos, el problema por balanza de pagos, que ha vivido muy intensamente España, sobre todo y muy reciente, en la primera década del siglo XXI (1) (aun así, parece que a la opinión pública, prensa o voceros políticos este problema no ha sido determinante, ya que ha podido compensarse por las entradas por cuenta financiera).

Las cuentas por balanza de pago nacen cuando un país decide establecer relaciones comerciales con otro. En ese momento, se altera cualquier análisis, ya que éstos deben ahora tener en cuenta los efectos distorsionadores de participar en distintos mercados internacionales. Concretamente, la balanza comercial es un buen indicador de si el país ha conseguido incorporarse satisfactoriamente o no al comercio internacional (2). España tradicionalmente ha mantenido una balanza comercial en negativo, es decir, ha importado más de lo que exportaba, teniendo que usar múltiples mecanismos para financiar esas compras adicionales.

Hay opiniones que infravaloran el comportamiento de la balanza comercial, quizás esto está aun más agravado desde la desregularización y liberalización de los mercados financieros -años 80- y desde la integración al euro -finales de los 90-. Su comportamiento es sumamente determinante, ya que nos dirá si el comercio internacional está estabilizando o desestabilizando la economía. No sólo eso, una balanza por cuenta corriente en negativo estará drenando riqueza del país, (2) a otras zonas del mundo. Una nación no puede aguantar esta situación durante mucho tiempo, o al menos, sus consecuencias no son ni mucho menos despreciables.

Así, una de las cuestiones básicas a plantear durante toda la exposición será
 · ¿Por dónde o cuál debe ser la fuente de financiación de la economía española?
¿Deuda? ¿Especulaciones? ¿Exportaciones? ¿Inflación? ¿Emigración / inmigración? ¿Fondos de cohesión? ¿FEDER?

· ¿Cuánto tiempo aguantará España con el mecanismo de endeudamiento cómo única manera financiación y solución de los problemas actuales?






LA IMPORTANCIA DE LA BALANZA CORRIENTEY SU RELACIÓN CON EL AHORRO NACIONAL Y EL DÉFICIT PRESUPUESTARIO


Para plantear el problema y hacernos una idea de su magnitud, primero debemos describir qué sectores del país son los afectados por tan persistente problema. No sólo eso, también en este apartado se evidenciarán los efectos (o los costes de oportunidad) que aparecen junto a un déficit por cuenta corriente.

En primer lugar, el ahorro. En una economía cerrada, el ahorro se convierte en una pieza clave porque sólo de él depende la inversión. En una economía abierta como la española, se puede ahorrar tomando decisiones sobre la inversión, pero también dependiendo de cual sea el saldo corriente. Un saldo corriente positivo estará canalizando ahorro al país en cuestión, mientras que un saldo corriente en negativo estará drenando ahorro a otras zonas del mundo. Drenar ahorro a otras zonas del mundo implica que, si se quieren acometer inversiones, no se dispondrá de un ahorro propio y deberá traerse del exterior en forma de endeudamiento, siempre con intereses. (2)

AHORRO = Inversión +/- C/C
De esta fórmula se comprueba que un déficit corriente
drena ahorros del país, mientras que un superávit corriente
traerá nuevos ahorros al país en cuestión

 Tasa de ahorro de la economía española (1995 – 2008)
Puede comprobarse como el ahorro fue suficiente para financiar
la inversión hasta 1997. A partir de ahí, las tasas de inversión
eran mayores a la capacidad de ahorro, y por ende, debían
“importarse” esos capitales para su inversión.

En cambio, aquel país al que le “sobra ahorro”, puede convertirse en un país acreedor, más poderoso, influyente, y luego recibirá los excedentes que prestó, con intereses añadidos.

En segundo lugar, existe una estrecha relación entre el saldo corriente y la situación presupuestaria del Estado. Como ya sabemos, otro de los males persistentes de la economía española es el déficit presupuestario (no lo trataremos tan en profundidad). Éste, SI tiene una relación con el saldo corriente, y es que a mayor déficit presupuestario, menor ahorro estatal, más necesidad de financiación y por ende, más gastos. Si esta situación de mayores gastos no es corregida, se creará un déficit presupuestario que acentuará el déficit corriente.


C/C= Sp - I – (G – T)
La relación entre es evidente: un mayor déficit del Estado
agravará la situación por cuenta corriente, y como vimos, ésta
incidirá en el ahorro del país. Un complicado círculo vicioso

Por tanto, y como conclusión, un saldo corriente negativo (como el que ha sido persistente en España) disminuye el ahorro privado, el ahorro del Estado, éste último debe aumentar los gastos y así se acentúa el déficit presupuestario (en caso de tratarse de superávit presupuestario, éste se vería reducido por un saldo corriente negativo). Esos gastos deben ser cubiertos por créditos y distintas formas de endeudamiento.

El caso de superávit corriente es esperanzador a la vez que idílico, un saldo corriente positivo (como el que mantiene Alemania o China en la actualidad) aumenta el ahorro privado, el ahorro estatal e impulsa al alza los ingresos del Estado. Estos son los países acreedores, quienes ponen las reglas y condicionan los créditos


Países por superávit comercial: magnitud muy vinculada a la balanza corriente de un país.
FUENTE. Wikipedia. Países por balanza comercial


Países por déficit comercial: magnitud muy vinculada a la balanza corriente de un país.
FUENTE. Wikipedia. Países por balanza comercial


BALANZA CORRIENTEY SU RELACIÓN CON LA INFLACIÓN


En el anterior punto se ha señalado la relación que tiene la balanza por c/c con el déficit presupuestario. Aun así no hay que olvidar que otro de los tradicionales problemas macroeconómicos de España, la inflación, también ha tenido estrechos vínculos con el déficit corriente.
La relación entre el déficit presupuestario y la inflación es clave: cuando los Estados incurrían en unos excesivos gastos debían endeudarse, y al vencimiento de estos préstamos hacían frente con la emisión de más moneda. De esa manera, podían hacerse frente a los pagos del mercado interior sin grandes esfuerzos ni ajustes. Aun así, siguiendo el teorema de Fisher, al aumentar la cantidad de moneda en circulación (y permaneciendo lo demás constante), aumenta la inflación.
Esta inflación también marca influencias sobre el saldo corriente, ya que una mayor inflación implica mayores precios (es una redundancia), mayores costes y de esa manera las exportaciones se encarecen y se vuelven menos competitivas. Se exportará menos, se importará más, se acentuará el déficit corriente y éste afectará negativamente a las cuentas del Estado, aumentando los gastos. Tradicionalmente, un aumento de los gastos del Estado fue cubierto con inflación, y se repite el círculo vicioso.


La UE conocía los graves efectos distorsionadores de la inflación y del déficit presupuestario en la política monetaria, por ello, en los criterios de convergencia aprobados tras Maastricht se hacía especial insistencia en que las naciones europeas deberían tener una inflación muy controlada y un déficit presupuestario también contenido. De esa manera, lógicamente se fomentaría una mejora en los saldos corrientes de los países europeos y la estabilidad monetaria, pero ello no garantizaba su competitividad en el mundo ni su liderazgo comercial, simplemente era un pequeño empujón, pero no suponía una solución definitiva.
Así, en 2011 son numerosos los países comunitarios con enormes problemas por cuenta corriente (véase tabla anterior para hacerse cierta idea), que les ha llevado al sobreendeudamiento. Ese mismo año, la UE redefine sus macro magnitudes a analizar, incluyendo entre otras, el saldo corriente.
Dicen más vale tarde que nunca… pero de poco sirve a estas alturas del juego. (4)



ESPAÑA: PASADO Y PRESENTE DEL PROBLEMA DE DÉFICIT POR CUENTA CORRIENTE


En los años 40, en una economía sumamente dañada tras la guerra, los principales problemas macroeconómicos eran la inflación, el endeudamiento y el déficit corriente. El régimen franquista, ultranacionalista, restringió el comercio a su menor expresión. En dichos años el grado de apertura comercial era en torno al 5%, (5) pero la nación no disponía de medios de pagos para incorporarse al comercio internacional. Con las importaciones casi cerradas y las exportaciones reducidas se consiguió un superávit corriente, muy escaso, que evitaba el drenaje de riqueza de España -una nación entonces en reconstrucción- a otras zonas del mundo. Podríamos decir que es positiva dicha decisión, pero la restricción al comercio dificultó la recuperación y ralentizaba la reconstrucción: España carecía de muchos bienes así como de recursos energéticos importantes.


Grado de apertura de la economía española (1900 – 1950): ésta alcanzaría un mínimo histórico en la década de los 40 lo que profundizó muchas ineficiencias y no resultó una solución a los problemas macro del país. (5)



La tímida apertura realizada -para importar bienes necesarios como alimentos o maquinarias empezaría a “dañar” ligeramente a la economía cuando en 1945 el saldo corriente se torna negativo. Un año después, en 1946, la economía se estanca, el desabastecimiento se agrava y el mercado negro cada vez es más grande. No sólo eso, las ineficiencias de la autarquía son ya persistentes (el uso del carbón asturiano puede ser una de las ineficiencias). Debido a la exclusión internacional de España, Franco no puede contar con el apoyo de ningún país, salvo con Portugal y Argentina. Es con éste último país con el que se firmaron múltiples tratados comerciales, de manera que España importó sobre todo alimentos, y Argentina concedió esas mercancías a crédito a pagar en los próximos años (6). Con financiación externa, la economía española se recuperaría, pero no sería suficiente.
El problema de déficit corriente sería agravado por motivos como…

· Una moneda sobrevaluada
· Un excesivo endeudamiento estatal que era pagado con una alta inflación.
· Un déficit presupuestario descomunal, en torno al 8% del PIB, que como se exponía, inclinaba el saldo corriente hacia abajo
· Bienes y servicios intensivos en trabajo
· Poco valor añadido de las exportaciones
· Población poco formada y preparada para las exigencias del mercado
· Una política de gastos incoherente económicamente, en la que se subsidiaban actividades no rentables, industrias deficitarias no competitivas y enormes sumas en nacionalizaciones.
· Excesiva burocratización, organización y control
· “Capitalismo especulativo”: los mejores negocios no se hacían por la habilidad empresarial, la inversión o la innovación sino que eran realizados por reventas ventajistas en el mercado negro. (7)
INCOMPETITIVIDAD ABSOLUTA. ESCASA EXPORTACIÓN

Y como vemos, gran parte de estos problemas se repiten en la actualidad, o se han repetido hasta relativamente poco -se han señalado en naranja los más persistentes-

Esa estructura de deficiencias se mantuvo hasta que a finales de 1948 comienza a flaquear la financiación externa, pilar fundamental para un país deficitario por cuenta corriente.
A finales de 1948 la situación no mejora, atemorizando al gobierno argentino que duda de la capacidad de cobro sobre la economía española. A principios de 1949, Argentina rompería relaciones comerciales con España (6), quedándose este país sin su único y gran socio comercial. De aquí se saca una conclusión importante: la financiación externa puede ayudar al país pero no le promete estabilidad, no le asegura su propia soberanía ni asegura que la economía esté siendo competitiva ni eficiente.
Este será el primer revés que remueva la estructura económica española, que a pesar de que se financió durante unos años, no era eficiente. Franco debió tomar apresuradamente políticas para obtener financiación, de manera que hizo dos devaluaciones entre finales de 1948 y 1949: una primera encubierta del 36% y otra a la vez de las economías europeas, de un 30%. La depreciación de la peseta fue muy rápida y permitió estimular las exportaciones. Éstas, concedieron financiación adicional al país, que pudo sortear su primer shock sin grandes esfuerzos ni cambios; simplemente recurriendo al útil “parche” de la devaluación.

De aquí se obtiene una segunda conclusión importante: los “parches” (tipo devaluaciones, inflaciones, restricciones al comercio, liberalizaciones o cualquier medida de estímulo a corto plazo) corrigen y mejoran la economía en el corto plazo, pero no consiguen encauzarla a largo plazo.

No hay que infravalorar las medidas tomadas, quizás si por su falta de perspectiva a largo plazo, pero en los siguientes años las exportaciones españolas aumentaron en un 200% (en torno a un 100% de ese crecimiento se debió al aumento de la demanda internacional, un 50% al aumento de la competitividad) proporcionando a la economía divisas extras, esa financiación tan esperada. Así se pudo abrir la economía a las importaciones (siempre reguladas y fiscalizadas). Éstas fomentaron la industrialización de toda la economía, una industrialización inédita e histórica, que impulsó al mayor crecimiento que nunca tuvo la economía española.
En 1953-4 la demanda internacional empieza a flaquear, y se reducen las exportaciones españolas -la principal entrada de financiación entonces-. El país volvería a tener problemas de financiación, pero no por mucho tiempo. En septiembre de 1953 el gobierno de Franco termina por desistir, y acepta la instalación de bases militares estadounidenses en la Península a cambio de desbloquear una valiosa financiación ofrecida además de un préstamo de 62.500.000 US$ (recordemos que en todos estos años de “prosperidad” el saldo corriente nunca se tornó positivo y por ello era tan importante la financiación). La ayuda estadounidense consiguió mantener el desarrollo industrial y el explosivo crecimiento. Estas ayudas permitían financiar en torno al 40 – 50% de las importaciones, por lo que el problema dejó de serlo (a corto plazo, siempre).

¿Cuándo llegaron los problemas? No hay que ser muy astuto para imaginárselo: cuando se termina la financiación estadounidense hacia finales de la década de los 50.
Desde 1956 las reservas cada vez eran menores, a un punto que casi se vieron agotadas a finales de los 50. Al cierre de 1958, el gobierno disponía de divisas valoradas en 200.000.000 de US$, con las que debía hacer frente al siguiente año. Los vencimientos de deudas y necesidades de importación eran muy superiores a los esos 200 millines que se disponían. En mayo – junio de 1959 el Estado se encontraba sin financiación, llegando a una virtual suspensión de pagos exteriores. Este será el segundo revés que se daba en la economía española en 10 años. Aun así, el que se produjo una década atrás fue resuelto sin grandes actuaciones, más bien, contradiciendo a los principios del régimen la devaluación de la peseta suponía un menor valor, y según las creencias del momento, menor prestigio). Esta vez el tratamiento debería ser profundo y definitivo, suficiente para eliminar los problemas inflacionistas, presupuestarios y de déficit corriente.

Y he aquí otra conclusión a señalar: son en los momentos de crisis cuando el funcionamiento de la economía es replanteado y mejorado. Ello no quiere decir que previamente se desconozcan las ineficiencias, simplemente, el inmovilismo parece una característica fundamental de la clase gobernante.






EL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE 1959 ¿Y DE 2008?


El plan elaborado en 1959 fue rápido y profundo, todo un tratamiento de “shock”, vital para no interrumpir la industrialización del país. El Plan implicaró medidas monetarias, medidas fiscales y cambiarias, y desembocó en un enorme crecimiento posterior protagonizado por la incorporación de España al mercado mundial. Junto a estas medidas, se deben añadir las de liberalización y aperturismo.
Las medidas hicieron caer en recesión a la economía española durante 1959, pero ésta se recuperaría como nunca lo había hecho –aun a día de hoy- ya en 1960. El Plan supuso un balón de oxígeno a la industrialización, pero la transformación económica fue tal que alteró la forma de concebir el mundo, cambiando la sociedad, la política e incluso parte de la cultura tradicional, introduciendo a España de lleno en “Occidente” tal y como hoy lo conocemos. En conclusión, un radical cambio en los cimientos en los que se apoyaba la sociedad y la cultura española… cambio que tuvo sus raíces en la problemática económica.
A continuación, vamos a hacer una exposición entre las medidas más importantes de los planes de estabilización de 1959

Medidas monetarias
· Reducción de la masa monetaria
· Aumento de los tipos de interés
· Supresión de la emisión de deuda pignorable
· Restricción al crédito privado

Medidas fiscales
·Reforma tributaria (dada con posterioridad)
· Techo de gasto
· Amnistía para los capitales fugados

Medidas cambiarias
· Devaluación de la moneda
· Liberalización de sectores económicos
· Aperturismo al comercio exterior
· Liberalización en la entrada de capitales


SITUACIÓN ACTUAL Y CONCLUSIONES


En la crisis actual pocas medidas ingeniosas se han tomado. Más bien resultan repeticiones de medidas ya adoptadas en otras épocas históricas. La crisis llegó en 2007 a España, hasta 2008 no se reconoció y en 2009 se lanzó un ambicioso y fallido plan keynesiano “Plan E” para el estímulo del empleo que en sus mejores logros consiguió dar empleo durante 6 – 12 meses y mejoró la estética de los poblados en un momento ,quizás, poco adecuado para permitirse tal lujo. En 2010 se toman ligeras medidas de ajuste, y para 2012, con enormes problemas, se empiezan a realizar reformas con cuentagotas. Nada que ver a las contundentes actuaciones del pasado.



Vamos a analizar el problema de déficit corriente en la actualidad.



En 1998 el déficit corriente volvería para quedarse. Hay economistas que afirman que un déficit corriente de un 2 – 4% es tolerable y aguantable, mientras no sea persistente. En el año 2001 éste ya se aproximaba al 4% del PIB, pero como España había entrado a los mercados financieros tan rápidamente, y se encontraba en tal nivel de apalancamiento y comodidad en dicha situación ¿para qué molestarse en corregir este dato? Eso no sería lo peor. Con la entrada al euro, se perdería la soberanía en política monetaria y cambiaria. En ese momento Alemania se convertiría en el principal socio de España: de allí vendrían un gran número de las importaciones (entre el 15 – 20%) que serían vendidas a España en forma de créditos, similar método que el que se tomó en los años 40 con Argentina como socia.
En pleno “boom especulativo” (podríamos repetir la característica de “capitalismo especulativo” que se dio en los años 40) no había tiempo ni ganas para hacer correcciones sobre la balanza comercial: ello podría haber frenado el crecimiento de la economía española, en una época en la que 1 de cada 3 trabajos de la UE se creaban en España.
De manera que los paralelismos se suceden pero quizás en la actualidad estuvieran aún más agravados: recordemos que el grado de apertura en los años 40-50 estuvo entre el 5 y no más del 15% del PIB. Hoy en día esa cifra está en torno al 60% del PIB, por tanto el déficit corriente influye mucho más a la economía que lo que pudo afectar en aquella época. La diferencia es una y ya ha sido expuesta con anterioridad: la financiación de la economía española era cómoda y muy accesible, de manera que en ningún momento se quiso interrumpir el crecimiento para alterar las deficiencias económicas. Más bien éstas se vieron aún más agravadas con las subvenciones masivas, la especialización de la economía y el ambicioso plan de infraestructuras. Éste, al menos se merece una considerable crítica, ya que es cierto que agiliza y mejora las comunicaciones, la productividad y la eficiencia del mercado… pero no lo es un todo en éste. Al igual que las liberalizaciones… son estímulos, pero no son un componente definitivo en el crecimiento económico. El desarrollo industrial, la innovación o la investigación si que son piezas claves del crecimiento, que siempre deben ir acompañados de planes de infraestructuras o liberalizaciones graduales… pero jamás deben sustituirse las primeras actuaciones por las segundas, como si se hizo.


Grado de apertura de la economía española en la actualidad: la incidencia de un déficit corriente es necesariamente más dañino debido a la mayor exposición de la economía al mercado mundial.



Una vez agotados los motores de crecimiento de los últimos 50 años…
· Depreciaciones monetarias
· Liberalizaciones comerciales
· Integración política, que favorecía aún más las liberalizaciones comerciales y financieras
· Políticas monetarias expansivas relacionadas con la incorporación al euro
· Endeudamiento

Se termina la fase expansiva de la economía, y es la situación que existe en la actualidad.
La estructura es igual que durante el franquismo, grandes ineficiencias económicas impiden la adecuada incorporación de España en el mercado mundial, de manera que para mantener la ineficiente estructura actual y conservar a la vez el bienestar se ha tenido que buscar una financiación externa. Cuando ésta decide no sufragar más la economía, ésta entra en serios problemas (falta de liquidez, desempleo…).

La crisis actual podrá resolverse tarde o temprano pero de algo que estamos seguros es que si no se corrigen los problemas por cuenta corriente, y más en concretos, por balanza comercial, España repetirá crisis de manera periódica, derivada de la necesidad de financiación de estructuras ineficientes. En la actualidad este déficit mejora pero sostenemos que no es más que un “espejismo” un “parche del mercado” ocasionado por la elevada elasticidad renta de las importaciones (éstas se reducen en un 2% cada disminución de un 1% de la renta) por lo que se reanimarían tan fácilmente como en 2008 – 2009 se redujeron.



Las soluciones que proponemos son la racionalidad en la liberalización de sectores, la especialización comercial en la industria, y más concretamente, en sectores de alto valor añadido, la prioridad de mejorar el saldo comercial como gran meta económica a medio y largo plazo, y la mayor adaptación de la educación y del sector productivo como entes dependientes.
Son ideas que requieren tiempo y voluntad política, pero el hecho de convertir a España en una economía acreedora alteraría completamente el sistema y permitiría gran capacidad de acción del país, además de que le daría capitales suficientes para recuperar la vanguardia innovadora.













BIBLIOGRAFÍA, REFERENCIAS Y DEMÁS FUENTES

(1): Instituto Nacional de Estadística y Banco de España, organismos encargados en la elaboración y presentación de las cuentas en España. www.ine.es, www.bde.es

(2): P. Krugman y Samuelson. Economía Internacional.

Wikipedia. Macromagnitudes y balanza por cuenta comercial

(4): EXPANSIÓN. “Alertas tardías” por Manuel Conthe, hace una exposición de la torpeza de la UE al despreciar las macromagnitudes de competitividad y sector exterior. Señala como la UE ha elaborado un nuevo plan en la que se pasa de 4 a 10 macromagnitudes las que el BCE estudiará de las distintas economías comunitarias

(5): Datos según A. Carreras y X. Tafunell. El grado de apertura registra su nivel más bajo desde que se tienen datos. Éste puede ser calculado mediante
(Exportaciones + Importaciones)/PIB * 100

(6): Relaciones con la España franquista: Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina.

(7): Datos según Carreras y Tafunell. La exposición, la argumentación histórica y la mayoría de datos que se presentan, además de la cronología, está sacada de la misma fuente. “Historia económica de la España contemporánea (1789 – 2009)”, de los autores señalados al principio de la referencia.

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