El clásico problema por cuenta corriente de España
Pasa el tiempo y en la actualidad, parece que la
economía española cada vez tiene más y peores problemas. Se habla de déficit
presupuestario, del sistema bancario, de los ajustes, etc… pero poco se está
haciendo por el problema macroeconómico que trataremos a continuación, más allá
de aprovechar las “buenas” circunstancias del mercado. Si, trataremos áquel
problema que ya es todo un clásico en la economía española y que ha provocado
grandes desajustes en ésta, entre ellos, es responsable en cierta medida de la
crisis actual.
Esos problemas son los que queremos tratar hoy: problemas
persistentes y que además, afectan muy negativamente al conjunto del país. Para
ser más concretos, el problema por
balanza de pagos, que ha vivido muy intensamente España, sobre todo y muy
reciente, en la primera década del siglo XXI (1) (aun así, parece que a la
opinión pública, prensa o voceros políticos este problema no ha sido
determinante, ya que ha podido compensarse por las entradas por cuenta
financiera).
Las cuentas por balanza de pago nacen cuando un país decide
establecer relaciones comerciales con otro. En ese momento, se altera cualquier
análisis, ya que éstos deben ahora tener en cuenta los efectos distorsionadores
de participar en distintos mercados internacionales. Concretamente, la balanza comercial es un buen indicador
de si el país ha conseguido incorporarse satisfactoriamente o no al comercio
internacional (2). España tradicionalmente ha mantenido una balanza
comercial en negativo, es decir, ha importado más de lo que exportaba, teniendo
que usar múltiples mecanismos para financiar esas compras adicionales.
Hay opiniones que infravaloran el comportamiento de la
balanza comercial, quizás esto está aun más agravado desde la desregularización
y liberalización de los mercados financieros -años 80- y desde la integración
al euro -finales de los 90-. Su comportamiento es sumamente determinante, ya
que nos dirá si el comercio internacional está estabilizando o desestabilizando
la economía. No sólo eso, una balanza por cuenta
corriente en negativo estará drenando riqueza del país, (2) a otras zonas
del mundo. Una nación no puede aguantar esta situación durante mucho tiempo, o
al menos, sus consecuencias no son ni mucho menos despreciables.
Así, una de las cuestiones básicas a plantear durante toda
la exposición será
· ¿Por dónde o cuál debe ser la fuente de financiación de la economía
española?
· ¿Cuánto tiempo
aguantará España con el mecanismo de endeudamiento cómo única manera
financiación y solución de los problemas actuales?
LA
IMPORTANCIA DE LA BALANZA CORRIENTE Y SU RELACIÓN CON EL AHORRO NACIONAL Y EL DÉFICIT
PRESUPUESTARIO
Para plantear el problema y hacernos una idea de su
magnitud, primero debemos describir qué sectores del país son los afectados por
tan persistente problema. No sólo eso, también en este apartado se evidenciarán
los efectos (o los costes de oportunidad) que aparecen junto a un déficit por
cuenta corriente.
En primer lugar, el
ahorro. En una economía cerrada, el ahorro se convierte en una pieza clave
porque sólo de él depende la inversión. En una economía abierta como la
española, se puede ahorrar tomando decisiones sobre la inversión, pero también
dependiendo de cual sea el saldo corriente. Un saldo corriente positivo estará
canalizando ahorro al país en cuestión, mientras que un saldo corriente en
negativo estará drenando ahorro a otras zonas del mundo. Drenar ahorro a otras
zonas del mundo implica que, si se quieren acometer inversiones, no se
dispondrá de un ahorro propio y deberá traerse del exterior en forma de endeudamiento,
siempre con intereses. (2)
AHORRO = Inversión
+/- C/C
De esta fórmula se comprueba que un déficit corriente
drena ahorros del país, mientras que un superávit corriente
traerá nuevos ahorros al país en cuestión
Tasa de ahorro de la economía española (1995 – 2008)
Puede comprobarse como el ahorro fue suficiente para financiar
la inversión hasta 1997.
A partir de ahí, las tasas de inversión
eran mayores a la capacidad de ahorro, y por ende, debían
“importarse” esos capitales para su inversión.
En cambio, aquel país al que le “sobra ahorro”, puede
convertirse en un país acreedor, más poderoso, influyente, y luego recibirá los
excedentes que prestó, con intereses añadidos.
En segundo lugar, existe una estrecha relación entre el
saldo corriente y la situación
presupuestaria del Estado. Como ya sabemos, otro de los males persistentes
de la economía española es el déficit presupuestario (no lo trataremos tan en
profundidad). Éste, SI tiene una relación con el saldo corriente, y es que a
mayor déficit presupuestario, menor ahorro estatal, más necesidad de
financiación y por ende, más gastos. Si esta situación de mayores gastos no es
corregida, se creará un déficit presupuestario que acentuará el déficit
corriente.
C/C= Sp -
I – (G – T)
La relación entre es evidente: un mayor déficit del Estado
agravará la situación por cuenta corriente, y como vimos, ésta
incidirá en el ahorro del país. Un complicado círculo vicioso
Por tanto, y como conclusión, un saldo corriente negativo
(como el que ha sido persistente en España) disminuye el ahorro privado, el
ahorro del Estado, éste último debe aumentar los gastos y así se acentúa el
déficit presupuestario (en caso de tratarse de superávit presupuestario, éste
se vería reducido por un saldo corriente negativo). Esos gastos deben ser
cubiertos por créditos y distintas formas de endeudamiento.
El caso de superávit corriente es esperanzador a la vez que
idílico, un saldo corriente positivo (como el que mantiene Alemania o China en
la actualidad) aumenta el ahorro privado, el ahorro estatal e impulsa al alza
los ingresos del Estado. Estos son los países acreedores, quienes ponen las
reglas y condicionan los créditos
Países por superávit
comercial: magnitud muy vinculada a la balanza corriente de un país.
FUENTE. Wikipedia.
Países por balanza comercial
Países por déficit
comercial: magnitud muy vinculada a la balanza corriente de un país.
FUENTE. Wikipedia.
Países por balanza comercial
BALANZA CORRIENTEY SU RELACIÓN CON LA INFLACIÓN
En el anterior punto se ha señalado la relación que tiene la
balanza por c/c con el déficit presupuestario. Aun así no hay que olvidar que
otro de los tradicionales problemas macroeconómicos de España, la inflación,
también ha tenido estrechos vínculos con el déficit corriente.
La relación entre el déficit presupuestario y la inflación
es clave: cuando los Estados incurrían en unos excesivos gastos debían
endeudarse, y al vencimiento de estos préstamos hacían frente con la emisión de
más moneda. De esa manera, podían hacerse frente a los pagos del mercado
interior sin grandes esfuerzos ni ajustes. Aun así, siguiendo el teorema de
Fisher, al aumentar la cantidad de moneda en circulación (y permaneciendo lo
demás constante), aumenta la inflación.
Esta inflación también marca influencias sobre el saldo
corriente, ya que una mayor inflación implica mayores precios (es una redundancia),
mayores costes y de esa manera las exportaciones se encarecen y se vuelven
menos competitivas. Se exportará menos, se importará más, se acentuará el
déficit corriente y éste afectará negativamente a las cuentas del Estado,
aumentando los gastos. Tradicionalmente, un aumento de los gastos del Estado
fue cubierto con inflación, y se repite el círculo vicioso.
Así, en 2011 son numerosos los países comunitarios con
enormes problemas por cuenta corriente (véase tabla anterior para hacerse
cierta idea), que les ha llevado al sobreendeudamiento. Ese mismo año, la UE redefine sus macro
magnitudes a analizar, incluyendo entre otras, el saldo corriente.
Dicen más vale tarde que nunca… pero de poco sirve a estas
alturas del juego. (4)
ESPAÑA: PASADO Y PRESENTE DEL PROBLEMA DE DÉFICIT POR CUENTA CORRIENTE
En los años 40, en una economía sumamente dañada tras la
guerra, los principales problemas
macroeconómicos eran la inflación, el endeudamiento y el déficit corriente.
El régimen franquista, ultranacionalista, restringió el comercio a su menor
expresión. En dichos años el grado de
apertura comercial era en torno al 5%, (5) pero la nación no disponía de
medios de pagos para incorporarse al comercio internacional. Con las
importaciones casi cerradas y las exportaciones reducidas se consiguió un
superávit corriente, muy escaso, que evitaba el drenaje de riqueza de España -una
nación entonces en reconstrucción- a otras zonas del mundo. Podríamos decir que
es positiva dicha decisión, pero la restricción al comercio dificultó la
recuperación y ralentizaba la reconstrucción: España carecía de muchos bienes
así como de recursos energéticos importantes.
Grado de apertura de
la economía española (1900 – 1950): ésta alcanzaría un mínimo histórico en la
década de los 40 lo que profundizó muchas ineficiencias y no resultó una
solución a los problemas macro del país. (5)
La tímida apertura realizada -para importar bienes
necesarios como alimentos o maquinarias empezaría a “dañar” ligeramente a la
economía cuando en 1945 el saldo corriente se torna negativo. Un año después,
en 1946, la economía se estanca, el desabastecimiento se agrava y el mercado
negro cada vez es más grande. No sólo eso, las ineficiencias de la autarquía
son ya persistentes (el uso del carbón asturiano puede ser una de las
ineficiencias). Debido a la exclusión internacional de España, Franco no puede
contar con el apoyo de ningún país, salvo con Portugal y Argentina. Es con éste
último país con el que se firmaron múltiples tratados comerciales, de manera
que España importó sobre todo alimentos, y Argentina concedió esas mercancías a
crédito a pagar en los próximos años (6). Con financiación externa, la economía
española se recuperaría, pero no sería suficiente.
El problema de déficit corriente sería agravado por motivos
como…
· Una moneda sobrevaluada
· Un excesivo endeudamiento estatal que era pagado con una alta
inflación.
· Un déficit presupuestario
descomunal, en torno al 8% del PIB, que como se exponía, inclinaba el saldo
corriente hacia abajo
· Bienes y servicios intensivos
en trabajo
· Poco valor añadido de las exportaciones
· Población poco formada y preparada
para las exigencias del mercado
· Una política de gastos
incoherente económicamente, en la que se subsidiaban actividades no rentables,
industrias deficitarias no competitivas y enormes sumas en nacionalizaciones.
· Excesiva burocratización,
organización y control
· “Capitalismo
especulativo”: los mejores negocios no se hacían por la habilidad empresarial,
la inversión o la innovación sino que eran realizados por reventas ventajistas
en el mercado negro. (7)
INCOMPETITIVIDAD ABSOLUTA. ESCASA
EXPORTACIÓN
Y como vemos, gran parte de estos problemas se repiten en la
actualidad, o se han repetido hasta relativamente poco -se han señalado en
naranja los más persistentes-
Esa estructura de deficiencias se mantuvo hasta que a
finales de 1948 comienza a flaquear la financiación externa, pilar fundamental
para un país deficitario por cuenta corriente.
A finales de 1948 la situación no mejora, atemorizando al
gobierno argentino que duda de la capacidad de cobro sobre la economía
española. A principios de 1949, Argentina rompería relaciones comerciales con
España (6), quedándose este país sin su único y gran socio comercial. De aquí
se saca una conclusión importante:
la financiación externa puede ayudar al
país pero no le promete estabilidad, no le asegura su propia soberanía ni asegura que la economía esté siendo
competitiva ni eficiente.
Este será el primer revés que remueva la estructura
económica española, que a pesar de que se financió durante unos años, no era
eficiente. Franco debió tomar apresuradamente políticas para obtener
financiación, de manera que hizo dos devaluaciones entre finales de 1948 y
1949: una primera encubierta del 36% y otra a la vez de las economías europeas,
de un 30%. La depreciación de la peseta fue muy rápida y permitió estimular las
exportaciones. Éstas, concedieron financiación adicional al país, que pudo
sortear su primer shock sin grandes
esfuerzos ni cambios; simplemente recurriendo al útil “parche” de la devaluación.
De aquí se obtiene una segunda
conclusión importante: los “parches” (tipo devaluaciones, inflaciones,
restricciones al comercio, liberalizaciones o cualquier medida de estímulo a
corto plazo) corrigen y mejoran la economía en el corto plazo, pero no
consiguen encauzarla a largo plazo.
No hay que
infravalorar las medidas tomadas, quizás si por su falta de perspectiva a largo
plazo, pero en los siguientes años las exportaciones españolas aumentaron
en un 200% (en torno a un 100% de ese crecimiento se debió al aumento de la
demanda internacional, un 50% al aumento de la competitividad) proporcionando a
la economía divisas extras, esa financiación tan esperada. Así se pudo abrir la
economía a las importaciones (siempre reguladas y fiscalizadas). Éstas
fomentaron la industrialización de toda la economía, una industrialización
inédita e histórica, que impulsó al mayor crecimiento que nunca tuvo la
economía española.
En 1953-4 la demanda internacional empieza a flaquear, y se
reducen las exportaciones españolas -la principal entrada de financiación
entonces-. El país volvería a tener problemas de financiación, pero no por
mucho tiempo. En septiembre de 1953 el gobierno de Franco termina por desistir,
y acepta la instalación de bases militares estadounidenses en la Península a cambio de
desbloquear una valiosa financiación ofrecida además de un préstamo de
62.500.000 US$ (recordemos que en todos estos años de “prosperidad” el saldo
corriente nunca se tornó positivo y por ello era tan importante la
financiación). La ayuda estadounidense consiguió mantener el desarrollo industrial
y el explosivo crecimiento. Estas ayudas permitían financiar en torno al 40 –
50% de las importaciones, por lo que el problema dejó de serlo (a corto plazo,
siempre).
¿Cuándo llegaron los problemas? No hay que ser muy astuto
para imaginárselo: cuando se termina la financiación estadounidense hacia
finales de la década de los 50.
Desde 1956 las reservas cada vez eran menores, a un punto
que casi se vieron agotadas a finales de los 50. Al cierre de 1958, el gobierno
disponía de divisas valoradas en 200.000.000 de US$, con las que debía hacer
frente al siguiente año. Los vencimientos de deudas y necesidades de
importación eran muy superiores a los esos 200 millines que se disponían. En
mayo – junio de 1959 el Estado se encontraba sin financiación, llegando a una
virtual suspensión de pagos exteriores. Este será el segundo revés que se daba
en la economía española en 10 años. Aun así, el que se produjo una década atrás
fue resuelto sin grandes actuaciones, más bien, contradiciendo a los principios
del régimen la devaluación de la peseta suponía un menor valor, y según las
creencias del momento, menor prestigio). Esta vez el tratamiento debería ser
profundo y definitivo, suficiente para eliminar los problemas inflacionistas,
presupuestarios y de déficit corriente.
Y he aquí otra
conclusión a señalar: son en los momentos de crisis cuando el
funcionamiento de la economía es replanteado y mejorado. Ello no quiere decir
que previamente se desconozcan las ineficiencias, simplemente, el inmovilismo
parece una característica fundamental de la clase gobernante.
EL PLAN DE ESTABILIZACIÓN DE 1959 ¿Y DE 2008?
El plan elaborado en 1959 fue rápido y profundo, todo un
tratamiento de “shock”, vital para no interrumpir la industrialización del
país. El Plan implicaró medidas monetarias, medidas fiscales y cambiarias, y
desembocó en un enorme crecimiento posterior protagonizado por la incorporación
de España al mercado mundial. Junto a estas medidas, se deben añadir las de
liberalización y aperturismo.
Las medidas hicieron caer en recesión a la economía española
durante 1959, pero ésta se recuperaría como nunca lo había hecho –aun a día de
hoy- ya en 1960. El Plan supuso un balón de oxígeno a la industrialización,
pero la transformación económica fue tal que alteró la forma de concebir el
mundo, cambiando la sociedad, la política e incluso parte de la cultura
tradicional, introduciendo a España de lleno en “Occidente” tal y como hoy lo
conocemos. En conclusión, un radical cambio en los cimientos en los que se
apoyaba la sociedad y la cultura española… cambio que tuvo sus raíces en la
problemática económica.
A continuación, vamos a hacer una exposición entre las
medidas más importantes de los planes de estabilización de 1959
Medidas monetarias
· Reducción de la masa monetaria
· Aumento de los tipos de interés
· Supresión de la emisión de deuda pignorable
· Restricción al crédito privado
Medidas fiscales
·Reforma tributaria (dada con posterioridad)
· Techo de gasto
· Amnistía para los capitales fugados
Medidas cambiarias
· Devaluación de la moneda
· Liberalización de sectores económicos
· Aperturismo al comercio exterior
· Liberalización en la entrada de capitales
SITUACIÓN ACTUAL Y CONCLUSIONES
En la crisis actual pocas medidas ingeniosas se han tomado. Más
bien resultan repeticiones de medidas ya adoptadas en otras épocas históricas. La
crisis llegó en 2007 a
España, hasta 2008 no se reconoció y en 2009 se lanzó un ambicioso y fallido
plan keynesiano “Plan E” para el estímulo del empleo que en sus mejores logros
consiguió dar empleo durante 6 – 12 meses y mejoró la estética de los poblados
en un momento ,quizás, poco adecuado para permitirse tal lujo. En 2010 se toman
ligeras medidas de ajuste, y para 2012, con enormes problemas, se empiezan a
realizar reformas con cuentagotas. Nada que ver a las contundentes actuaciones
del pasado.
Vamos a analizar el problema de déficit corriente en la
actualidad.
En 1998 el déficit corriente volvería para quedarse. Hay economistas que afirman que un
déficit corriente de un 2 – 4% es tolerable y aguantable, mientras no
sea persistente. En el año 2001 éste ya se aproximaba al 4% del PIB, pero como
España había entrado a los mercados financieros tan rápidamente, y se
encontraba en tal nivel de apalancamiento y comodidad en dicha situación ¿para
qué molestarse en corregir este dato? Eso no sería lo peor. Con la entrada al euro, se perdería la
soberanía en política monetaria y cambiaria. En ese momento Alemania se
convertiría en el principal socio de España: de allí vendrían un gran número de
las importaciones (entre el 15 – 20%) que serían vendidas a España en forma de
créditos, similar método que el que se tomó en los años 40 con Argentina como
socia.
En pleno “boom
especulativo” (podríamos repetir la característica de “capitalismo
especulativo” que se dio en los años 40) no había tiempo ni ganas para hacer
correcciones sobre la balanza comercial: ello podría haber frenado el
crecimiento de la economía española, en una época en la que 1 de cada 3 trabajos de la UE se creaban en España.
De manera que los paralelismos se suceden pero quizás en la
actualidad estuvieran aún más agravados: recordemos que el grado de apertura en
los años 40-50 estuvo entre el 5 y no más del 15% del PIB. Hoy en día esa cifra
está en torno al 60% del PIB, por tanto el déficit corriente influye mucho más
a la economía que lo que pudo afectar en aquella época. La diferencia es una y
ya ha sido expuesta con anterioridad: la financiación de la economía española
era cómoda y muy accesible, de manera que en ningún momento se quiso
interrumpir el crecimiento para alterar las deficiencias económicas. Más bien
éstas se vieron aún más agravadas con las subvenciones masivas, la
especialización de la economía y el
ambicioso plan de infraestructuras. Éste, al menos se merece una
considerable crítica, ya que es cierto que agiliza y mejora las comunicaciones,
la productividad y la eficiencia del mercado… pero no lo es un todo en éste. Al
igual que las liberalizaciones… son estímulos, pero no son un componente
definitivo en el crecimiento económico. El
desarrollo industrial, la innovación o la investigación si que son piezas
claves del crecimiento, que siempre deben ir acompañados de planes de
infraestructuras o liberalizaciones graduales… pero jamás deben sustituirse
las primeras actuaciones por las segundas, como si se hizo.
Grado de apertura de
la economía española en la actualidad: la incidencia de un déficit corriente es
necesariamente más dañino debido a la mayor exposición de la economía al
mercado mundial.
Una vez agotados los motores de crecimiento de los últimos
50 años…
· Depreciaciones monetarias
· Liberalizaciones comerciales
· Integración política, que favorecía aún más las
liberalizaciones comerciales y financieras
· Políticas monetarias expansivas relacionadas con la
incorporación al euro
· Endeudamiento
Se termina la fase expansiva de la economía, y es la
situación que existe en la actualidad.
La estructura es igual que durante el franquismo, grandes
ineficiencias económicas impiden la adecuada incorporación de España en el
mercado mundial, de manera que para mantener la ineficiente estructura actual y
conservar a la vez el bienestar se ha tenido que buscar una financiación
externa. Cuando ésta decide no sufragar más la economía, ésta entra en serios
problemas (falta de liquidez, desempleo…).
La crisis actual podrá resolverse tarde o temprano pero de
algo que estamos seguros es que si no se corrigen los problemas por cuenta
corriente, y más en concretos, por balanza comercial, España repetirá crisis de
manera periódica, derivada de la necesidad de financiación de estructuras
ineficientes. En la actualidad este déficit mejora pero sostenemos que no es
más que un “espejismo” un “parche del mercado” ocasionado por la elevada
elasticidad renta de las importaciones (éstas se reducen en un 2% cada
disminución de un 1% de la renta) por lo que se reanimarían tan fácilmente como
en 2008 – 2009 se redujeron.
Las soluciones que proponemos son la racionalidad en la liberalización
de sectores, la especialización comercial en la industria, y más concretamente,
en sectores de alto valor añadido, la prioridad de mejorar el saldo comercial
como gran meta económica a medio y largo plazo, y la mayor adaptación de la
educación y del sector productivo como entes dependientes.
Son ideas que requieren tiempo y voluntad política, pero el
hecho de convertir a España en una economía acreedora alteraría completamente
el sistema y permitiría gran capacidad de acción del país, además de que le
daría capitales suficientes para recuperar la vanguardia innovadora.
BIBLIOGRAFÍA, REFERENCIAS Y
DEMÁS FUENTES
(1): Instituto Nacional de Estadística y Banco de España,
organismos encargados en la elaboración y presentación de las cuentas en
España. www.ine.es, www.bde.es
(2): P. Krugman y Samuelson. Economía Internacional.
Wikipedia. Macromagnitudes y balanza por cuenta comercial
(4): EXPANSIÓN. “Alertas tardías” por Manuel Conthe, hace
una exposición de la torpeza de la
UE al despreciar las macromagnitudes de competitividad y
sector exterior. Señala como la UE
ha elaborado un nuevo plan en la que se pasa de 4 a 10 macromagnitudes las que
el BCE estudiará de las distintas economías comunitarias
(5): Datos según A. Carreras y X. Tafunell. El grado de
apertura registra su nivel más bajo desde que se tienen datos. Éste puede ser
calculado mediante
(Exportaciones + Importaciones)/PIB * 100
(6): Relaciones con la España franquista: Ministerio de
Relaciones Exteriores de Argentina.
(7): Datos según Carreras y Tafunell. La exposición, la
argumentación histórica y la mayoría de datos que se presentan, además de la
cronología, está sacada de la misma fuente. “Historia económica de la España
contemporánea (1789 – 2009)”, de los autores señalados al principio de la
referencia.